martes, 1 de marzo de 2016


En la década del 80 leí Respiración artificial. No sólo gocé de su lectura sino también me interesé vivamente por la referencia que hace un personaje a la relación de Borges con Arlt y Groussac. Renzi, ese personaje, afirma que Borges a pesar de haber opinado poco laudatoriamente sobre Roberto Arlt públicamente, lo homenajeó escribiendo un cuento que evoca un relato suyo, “El Juguete Rabioso”. En el “Indigno”, así se llama el cuento, un niño admira a un compadrito de barrio, Ferrari. Después de buscar congraciarse con él finalmente gana su confianza y éste le asigna el rol de “campana” en un atraco que planea con unos cómplices. El indigno denuncia a Ferrari a la policía y el oficial que lo atiende se apellida Alt (huelga agregar que la r que falta es la de Roberto). Los finales de ambos relatos son similares hasta en las palabras que pronuncia el denunciante para justificar la traición. También con Groussac, según Renzi, la conducta borgiana es equívoca: escribió muchos elogios para el francés pero una sola diatriba, y ésta críptica. A fin de siglo XIX el autor del Quijote apócrifo aún no había sido identificado. Groussac escribe un artículo en el cual lo atribuye a José Martí (sin relación con su homónimo cubano), un fulano cualquiera, suministrando numerosas pruebas para corroborar su aserto. Pero toda su argumentación se derrumba cuando se descubre que Martí falleció antes de la publicación del verdadero. Si el razonamiento de Groussac fuera cierto, ¡El Quijote apócrifo era el de Cervantes! Para Renzi, Borges refleja a Groussac en su personaje Pierre Menard, quien reescribe el Quijote sin consultar el original, pero llegando a una versión exactamente igual. Menard aprende el castellano del siglo XVII, se ubica en la época de Cervantes y vuelve a escribir un capítulo de la novela que resulta idéntico. Para el autor del artículo (Borges) el texto que en Cervantes corresponde a su época, en Menard es revolucionario. La personalidad de Menard se completa con el detalle de su bibliografía anterior a su obra maestra: Ahí encontramos un libro donde se discute la conveniencia de suprimir en el ajedrez el peón de torre rey, para terminar concluyendo que ese cambio de reglas no será favorable al juego . De las afirmaciones de Renzi la primera es fácilmente comprobable, sólo debemos releer el cuento en cuestión. Y si esto no fuera suficiente, según afirmó Piglia, Borges lo reconoció, pero sólo después de leer Respiración Artificial. Pero la segunda es sumamente problemática y pensé, como lo habrán hecho muchos, que era sólo ficción. Tiempo después, para mi tesis de licenciatura, que versaba sobre el pensamiento nacionalista de Ricardo Rojas, leí todo lo que él publicó. Entre sus obras se encontraba un epistolario y ahí encontré una carta dirigida a Marcelino Menéndez Pidal. En ella leí un párrafo que despejó todas mis dudas: “Ud. con una sola página dio por tierra con volúmenes enteros de prédica anti hispánica” ¡Esa hojita era el acta de defunción de Martí! Recordemos que Groussac le dedicó numerosos brulotes a Ricardo Rojas, entre otras razones por su hispanismo, mereciendo el que le dedicó a la Historia de la Literatura Argentina, ser incluido en El Arte de Injuriar de Borges “Es así cómo, verbigracia, después de oídos con resignación, dos o tres fragmentos en prosa gerundiana de cierto mamotreto públicamente aplaudido por los que apenas lo han abierto, me considero autorizado para no seguir adelante, ateniéndome, por ahora, a los sumarios o índices de aquella copiosa historia de lo que orgánicamente nunca existió. Me refiero especialmente a la primera y más indigesta parte de la mole (ocupa tres tomos de los cuatro): balbuceos de indígenas y mestizos” Por último en Respiración artificial también aparece una relación de Hitler y Kafka, pero eso quizás merezca otras líneas.

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